viernes, 25 de octubre de 2024

Hoy comienza la nueva temporada, me caso.

Si me caso con la misma persona de la que me he quejado durante los últimos ocho años, no lo hago con alegría ni con la ilusión de tener el matrimonio que soñé de adolescente, y tampoco me caso con el hombre de mis sueños. Me caso porque es lo que hay que hacer, porque es lo correcto, porque es lo que mi familia espera; me caso porque así tiene que ser, por la estabilidad y los negocios que tengo con él.

No me siento feliz. Este matrimonio será una fría y simple transacción legal en una notaría; no habrá votos ni palabras bonitas, ni un hombre que esté ilusionado por estar conmigo, alguien que tenga palabras dulces para mí, o que sienta en su corazón la felicidad de compartir su vida a mi lado. Me caso con un hombre desconectado de sí mismo, emocionalmente inaccesible, y ya no espero que las cosas cambien. Así es y así será mi vida. Al final, nunca tuve la inteligencia ni la valentía para poner fin a esta relación y buscar mi felicidad. Fui cobarde, tuve miedo de quedarme solo, miedo de no encontrar un amor verdadero, de no merecerlo. Y aquí estoy, a dos horas y media de dar el "sí" frente a un notario, con alguien con quien tal vez nunca sienta ese amor bonito que tanto tiempo esperé.

Hoy completo mi renuncia total a la vida homosexual; hoy entierro todo deseo, toda ilusión. Hoy comienza la vida que considero mi sacrificio para agradar a Dios de la mejor manera. Hoy abandono completamente mi interés en encontrar a alguien que me haga sentir vivo de nuevo, en vibrar con un amor real, en sentir la pasión de unos besos verdaderos. Hoy me niego a mí mismo, con la esperanza de que, en el nuevo mundo, cuando esta oscuridad termine, pueda volver a vivir y mi alma pueda vibrar otra vez.

Durante toda la semana le insistí a S para que escribiera sus votos. Era el momento especial en el que podríamos haber expresado nuestros sentimientos, pero su respuesta fue que no hacía falta. Yo tampoco escribí nada. Voy a ir simplemente a cumplir el compromiso legal, y luego me olvidaré del asunto. Seré un hombre casado frente al Estado, lo que protegerá nuestros derechos y evitará diez mil problemas futuros, sobre todo por la finca que compramos. Esa, creo, es realmente la razón para hacer esto.

En fin, ya no me lamento ni me quejo más por esto. Es lo que es. No me tocó en esta vida tener mi historia de amor romántico de novela. Me doy por bien servido con tener una relación estable, un compañero de vida y de negocios, y poder ofrecerle un futuro a mi familia. Es todo lo que me importa. Ya entendí que nunca encontraré ese amor que tanto soñé, así que hoy también renuncio a ese sueño.

Lo enterraré en el baúl de mis memorias, en lo profundo de mi ser, y viviré la vida que fue escrita para mí. Esta es, y así es como debe ser. Que mi Dios nos acompañe de aquí en adelante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

175 dias... Desde que formalice lo que hay

Han pasado 175 días. No me quejo; tampoco ha sido horrible. La boda no fue, definitivamente, como la soñé cuando era adolescente. No hubo ch...